La versatilidad y ligereza del material permiten personalizar cualquier instalación tanto en color como en forma y dimensiones. Asimismo, gracias a tecnología propia y a una amplia paleta de acabados y colores, podemos reproducir texto, imágenes y patrones.
La calidad y fiabilidad de nuestro producto se debe a la gran experiencia acumulada trabajando con el aluminio. Kriska y Snina se fabrican con aluminio 99,99% de calidad superior, un material constructivo altamente sostenible.
Preferimos hablar de asociados temporales, porque nos gusta trabajar juntos. Principalmente, trabajamos con arquitectos e interioristas, aunque también hemos colaborado con diseñadores, artistas, escenógrafos, agencias creativas...
Nuestra historia empieza en 1926, en Montblanc (Cataluña, España). El primer eslabón nace de la mano de Josep Maria Sans Amill, nuestro fundador, quien desarrolló la primera máquina y consiguió que las cortinas de cadena se extendieran por todo el Mediterráneo.
Décadas más tarde, su hijo, Josep Maria Sans Folch, tras una ardua investigación de la materia prima, diseñó los nuevos eslabones y mejoró la técnica para trabajar con aluminio anodizado, lo que permitió incorporar una amplia gama de colores.
Su esposa, Josefina Esplugas, contribuyó activamente a la expansión de la empresa.
Con el cambio de siglo, Kriska y Snina abandonaron las casas particulares y los comercios y empezaron a lucirse en grandes hoteles y edificios de todo el mundo. ¡Qué largo camino habían recorrido y cuántas posibilidades nuevas se abrieron!
Actualmente, la compañía está liderada por la tercera generación de la familia Sans, pero Josep Maria y Maties tienen muy presente lo que su abuelo solía decir: “No hay nada que no se pueda hacer, solo hay que encontrar la manera”. Y es así como seguimos en Kriskadecor, entusiasmados con la idea de que, a partir de nuestros eslabones, nazcan tantísimos proyectos en colaboración con los profesionales más creativos.