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Una historia de innovación

Publicado en 27-06-2022     |     Innovación

La innovación puede definirse como un proceso en el que se implementa algo nuevo que añade valor. Para ello, es imprescindible estar al día de las últimas tendencias y buscar la satisfacción del cliente. Kriskadecor, con casi 100 años a sus espaldas, es un buen ejemplo de cómo la innovación ha jugado un papel clave a la hora de definir su pasado, presente y futuro.

Nuestra historia de innovación empieza en 1926 en Montblanc, una antigua villa ducal de la provincia de Tarragona, con un casco antiguo declarado conjunto histórico-artístico.

Por aquel entonces, Josep Maria Sans Amill, fundador de la empresa, que se encontraba estudiando en Barcelona, apostó con sus compañeros que podría crear una máquina que uniera eslabones de forma automática. Paralelamente, el dueño de una panadería cercana le explicó que, durante el verano, cuando dejaba la puerta abierta para ventilar, se le llenaba el local de moscas. Fruto de estas dos circunstancias, se le ocurrió desarrollar las primeras cortinas de hierro para puertas, con la finalidad principal de evitar la entrada de moscas e insectos. El resto, ya es historia. Poco a poco, se corrió la voz y las cortinas de cadena llegaron a utilizarse tanto en locales comerciales como en viviendas particulares de todo el Mediterráneo.

Décadas más tarde, su hijo, Josep Maria Sans Folch, tras una ardua investigación de la materia prima, diseñó nuevos eslabones y mejoró la técnica para trabajar con aluminio anodizado. Esto permitió crear una amplia gama de colores y la posibilidad de reproducir patrones y dibujos. Su mujer, Josefina Esplugas, fue clave en todo este desarrollo.

Con el cambio de siglo, tras numerosas adaptaciones y mejora de prestaciones, además de un intenso trabajo de investigación y desarrollo por parte del departamento de innovación, las cadenas de aluminio abandonaron las casas particulares y los comercios y empezaron a lucirse en grandes hoteles y edificios de todo el mundo. Si hablamos de la evolución hacia un producto de decoración, uno de los primeros proyectos fue la Casa Camper de Barcelona, un hotel diseñado por Fernando Amat, comerciante, promotor del diseño catalán y director de la mítica tienda Vinçon.

Tras este proyecto, llegaron muchos otros. Marcas como Google, Martini, Kawasaki o Marriott han confiado en nosotros para transformar sus proyectos. También lo han hecho arquitectos y diseñadores de la talla de Philippe Starck, Patricia Urquiola o Kengo Kuma, con quien hemos colaborado en la reciente intervención arquitectónica de la Casa Batlló de Gaudí.

Actualmente, la compañía está liderada por la tercera generación de la familia Sans, que ha continuado con la estela de innovación familiar, desarrollando incluso una subdivisión de revestimientos de exterior con cadenas de aluminio, además de abrir una segunda sede en Estados Unidos. Josep Maria y Maties tienen muy presente lo que su abuelo solía decir: “No hay nada que no se pueda hacer, solo hay que encontrar la manera”.